Hoy, hace diez años que esta pequeña
comunidad comenzó su andadura. Nada pasa por casualidad y mientras algunos esperaban
que les tocara el gordo, a nosotros si que
nos tocó el primer premio. Pero la Lotería con mayúsculas. Creo que no
éramos conscientes de a qué nos estábamos comprometiendo, ni del precio que
tendríamos que pagar, pero sobre todo creo que no éramos conscientes de la
suerte que tenemos, de lo privilegiados que somos.
Lo único que se puede decir después de
diez años, es gracias. Gracias al Padre del que recibimos esta vocación.
Gracias a todos con los que hemos compartido camino y vida. Gracias por los
errores, de los que aprendimos a continuar. Gracias por las certezas, que nos
ayudaron a caminar. Gracias por todo lo recibido, ya que siempre ha sido para
bien.
Hoy,
diez años más tarde, agradecemos la vida que pudimos compartir juntos y
esperamos compartir mucha más. Sobre todo, porque seguimos creyendo con firmeza
que Dios apuesta por un mundo de hermanos, un mundo de relaciones fraternas, un
mundo en el que la regla sea el amor, un mundo en el que no haya injusticias,
ni pobrezas, ni dolor… Y nosotros, diez años más tarde
queremos apostar por ese tipo de mundo. Hoy más que nunca.
Gracias por acompañarnos.
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