sábado, 29 de noviembre de 2008

JARIS comienza en Trigueros


Como un regalo providente de Dios, JARIS comienza su andadura en uno de los pueblos clave de la provincia de Huelva. Un grupo joven de animadores, entre ellos el diácono Joaquín Sierra y la Carmelita Misionera Mª José García, ha querido iniciar esta experiencia, este proyecto de un nuevo modelo de Pastoral Juvenil, con un nutrido grupo de jóvenes de la localidad. El pasado día 14 de Octubre tuvimos ocasión de ir a presentarles el Movimiento Diocesano de Comunidades Juveniles JARIS y lo pasamos muy bien con ellos.
El centro de esta nueva forma de ofrecer la vida cristiana a los jóvenes está en la noción de acompañamiento, así como en la centralidad de la oración y de la vida comunitaria, parroquial y diocesana. Formas nuevas para transmitir un mensaje sin caducidad: Dios te ama.

martes, 25 de noviembre de 2008

Con Don Juan de la Rosa


Ayer, por fin, supe hacer un hueco para ir a visitar a D. Juan de la Rosa.
En mi primera visita a la Residencia de Ancianos "Santa Teresa Jornet" de Huelva (de las Hermanitas de los ancianos desamparados), quedé gratamente impresionado. Un hogar muy amplio, bien cuidado, limpio. Para quienes ya hemos perdido el espanto ante los enfermos y ante el silencio y la tristeza de muchos ancianos, se abre la posibilidad de ver, tras el "espectáculo" de la soledad, la ternura de una vocación que ha sabido hacerse amor real. ¿Cómo no estar agradecido a estas hermanas que mantienen en pie unas manos abiertas en forma de edificio?

Encontré a Don Juan en la Enfermería, en la cama. Desde hace unos días no habla. Me pareció, en su mirada, que me reconocía, ¿cómo estar seguro?. Y en el fondo ¿qué más da? Le acompañaba su hermana Magdalena, que me dijo que desde que no habla solo quiere que le den la mano. Así, con mi mano en la suya, pasé un buen rato charlando con Magdalena mientras Juan dormía.

Para mí, Juan de la Rosa representa la fidelidad a la vocación recibida. Le conocí ya muy mayor, como Delegado de Apostolado Seglar, en el marco de la preparación de un curso de formación de laicos. Me impresionó su paciencia y su capacidad para impulsar el trabajo de otros con pequeños detalles y palabras. Aunque hoy no queda nada de aquel proyecto, desde entonces le guardo un enorme respeto y cariño. Hasta el punto en que, cuando María y yo nos casamos, fue uno de los tres sacerdotes que nos acompañaron en el altar.
Como en la foto de arriba, la luz de Dios abre un camino nuevo en nuestra oscuridad. Estar dentro de la Iglesia no solo no evita esa oscuridad, sino que es precisamente en su interior donde puede percibirse con claridad el contraste entre el Amor que nace de lo alto y nuestro egoísmo rastrero. En las últimas décadas la Iglesia en Huelva ha tenido sus sombras, como seguramente también la tuvo Juan. Pero su perseverancia en la fe y en el ministerio sacerdotal son, para mí, parte indiscutible de ese haz de luz con que Dios nos ilumina hoy.

Te deseo lo mejor, querido Juan, en estos momentos difíciles que te aguardan. Ojalá sepamos expresarte, los cristianos de Huelva, la gratitud que te mereces por tu vida entregada a Jesús.
Con todo mi cariño,
Juan Diego González.

sábado, 22 de noviembre de 2008

YVES CONGAR. A mis hermanos. Sígueme, 1969.

La obra de Y. Congar es difícil de leer. No porque no se le entienda, sino porque la mayor parte de sus obras no se editan desde hace 30 años. Es el caso de la que traigo hoy a este blog (la fotografía es de la edición francesa, por problemas con el escaner). He podido leerla gracias a que la sustraje de la biblioteca de Pepe García, a quien se la agradezco de corazón.
A mis hermanos es un libro breve (magnífico para aquellos a quien casi todo les resulta pesado o demasiado serio), y a la vez muy intenso. Con dos partes claramente diferenciadas, la primera dedicada a los seglares y una segunda dedicada a los sacerdotes, Congar hace un repaso en estas páginas de los principales aspectos eclesiológicos que se derivan de los textos conciliares.
¡Como quisieran muchos de los cristianos que hoy se llenan la boca abogando con furia por el protagonismo de los laicos, tener la profundidad y la sencillez de este dominico! Y sobre todo su ternura hablando del ser de la Iglesia. En sus palabras está la certidumbre de quien "ha visto y ha palpado" la esencia comunitaria de la Iglesia (la vida trinitaria que la inunda), a la que muestra un profundo amor. Amor que le lleva a denunciar todo cuanto pervierte su verdadera misión, que la convierte en una "jerarcolatría".
Sus obras nos permiten hoy, cuarenta años después, ver con otra perspectiva este eterno dilema en que nos movemos entre el carisma y la institución. Para Congar, ninguno de los dos aspectos puede entenderse sin el otro. La Iglesia, Pueblo de Dios, los contiene a ambos.
Para terminar recordaré (para aquellos a quienes tanta eclesialidad les lleve a pensar que estamos ante un autor demasiado conservador para su gusto), que Congar fue sancionado (incluso con el destierro) por sus escritos en la decada de los 50 del pasado siglo, por abogar por el ecumenismo, la experiencia de los sacerdotes obreros, o por revisar al alza el papel de los laicos en la Iglesia.
Es una lectura deliciosa. Que os aproveche.
¡Ojalá encontremos en ella la semilla de la fidelidad que demostró Congar a lo largo de su vida!
Juan Diego González,
Amén.

viernes, 7 de noviembre de 2008

MADRE TERESA. Ven, sé mi luz. Las cartas privadas de la "santa de Calcuta". Planeta, 2008.



"Si alguna vez llego a ser santa --seguramente seré una santa de la "oscuridad". Estaré continuamente ausente del cielo-- para encender la luz de aquellos que en la tierra están en la oscuridad."


Así comienza la obra que hoy traemos a nuestro blog. Este fue el mayor de los deseos de Teresa de Calcuta: servir a los más pobres, a los que encontró en Calcuta, dándoles la luz de Cristo. Para esto ella misma vivió en la oscuridad durante años, aunque sabiendo que su experiencia de soledad era un camino para compartir la soledad de Jesús en la cruz:


"Antes las cruces me daban miedo... pero ahora la abrazo incluso antes de que llegue y así Jesús y yo vivimos en el amor".


La vida de fe implica dificultades inevitables, entre ellas, como dice Teresa, la oscuridad, la soledad. Esta obra es un canto a la fidelidad pese a tanto obstáculo en el camino. Fidelidad, como dirían nuestros hermanos de Tierra Esperanza, en lo pequeño. El esfuerzo por no abandonar los compromisos adquiridos, en este caso con "los más pobres de entre los pobres", es la prueba de una vocación a la que se responde con sinceridad. Lo que no implica, como Teresa nos muestra, que podamos permitirnos la ausencia de un discernimiento exigente. En su caso, discernir supuso, dentro de un profundo amor por la Iglesia, la convicción que, sí su llamada era verdadera, ella debía insistir para que la Iglesia la aprobara, aunque esto supusiese el abandono de su primera opción vocacional (las hermanas de Loreto), para fundar una nueva comunidad, depositaria de un carisma también nuevo.
María Macías García,
Amén.