"Si alguna vez llego a ser santa --seguramente seré una santa de la "oscuridad". Estaré continuamente ausente del cielo-- para encender la luz de aquellos que en la tierra están en la oscuridad."
Así comienza la obra que hoy traemos a nuestro blog. Este fue el mayor de los deseos de Teresa de Calcuta: servir a los más pobres, a los que encontró en Calcuta, dándoles la luz de Cristo. Para esto ella misma vivió en la oscuridad durante años, aunque sabiendo que su experiencia de soledad era un camino para compartir la soledad de Jesús en la cruz:
"Antes las cruces me daban miedo... pero ahora la abrazo incluso antes de que llegue y así Jesús y yo vivimos en el amor".
La vida de fe implica dificultades inevitables, entre ellas, como dice Teresa, la oscuridad, la soledad. Esta obra es un canto a la fidelidad pese a tanto obstáculo en el camino. Fidelidad, como dirían nuestros hermanos de Tierra Esperanza, en lo pequeño. El esfuerzo por no abandonar los compromisos adquiridos, en este caso con "los más pobres de entre los pobres", es la prueba de una vocación a la que se responde con sinceridad. Lo que no implica, como Teresa nos muestra, que podamos permitirnos la ausencia de un discernimiento exigente. En su caso, discernir supuso, dentro de un profundo amor por la Iglesia, la convicción que, sí su llamada era verdadera, ella debía insistir para que la Iglesia la aprobara, aunque esto supusiese el abandono de su primera opción vocacional (las hermanas de Loreto), para fundar una nueva comunidad, depositaria de un carisma también nuevo.
María Macías García,
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario