4. MISIÓN.
Guiados por los sueños de Dios.
“Seguidme y os haré pescadores de hombres”. Mt 4,19.
Todos hemos escuchado la invitación de Jesús: “Sígueme” (Jn 1, 44), y es como respuesta a esta llamada que nuestra Comunidad entiende su misión.
Creemos que se nos ha enviado a ser fermento en la masa (Lc 13, 21), es decir, a estar inmersos en la vida cotidiana de la gente, a trabajar junto a ellos para que el Reino se haga presente aquí y ahora, en el mundo de hoy y con las gentes que lo habitan. Nos parece que esta manera de encarnarnos en el mundo responde a la invitación que hace el Concilio Vaticano II a los laicos: “Los laicos, sin embargo, están llamados particularmente, a hacer presente y operante a la Iglesia en los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si no a través de ellos. Así, pues, todo laico, con los mismos dones que le han sido conferidos, se convierte en testigo y al mismo tiempo en instrumento vivo de la misión de la misma Iglesia [en la medida del don de Cristo] (Ef. 4,7)”[1].
Por tanto, sentimos como plenamente conformes con este espíritu, las diversas tareas que realizamos, tanto solos como en comunidad. De esta forma, nuestra lucha por la justicia en nuestros respectivos ámbitos profesionales, nuestro esfuerzo dinamizador en la parroquia y nuestra presencia cotidiana en nuestro barrio, son diferentes aspectos de la misma misión, diferentes respuestas a una misma llamada.
En la parroquia es donde sentimos que está nuestro entronque con la Iglesia universal, y es la misión primera de la Comunidad en estos momentos. Participamos dentro de la Parroquia de San Pablo (Huelva), a distintos niveles.
Los distintos trabajos profesionales en los que ponemos la mayor parte de nuestras energías personales, están vinculados a una opción clara por los pobres. Es para nosotros un reto mantener e incrementar la implicación de los demás miembros de la Comunidad en el trabajo de cada uno de nosotros, para llegar a sentir que estamos enviados juntos a trabajar en solitario (Lc 10,1) en distintos frentes de una misma lucha.
[1] Lumen Gentium n. 33.
Guiados por los sueños de Dios.
“Seguidme y os haré pescadores de hombres”. Mt 4,19.
Todos hemos escuchado la invitación de Jesús: “Sígueme” (Jn 1, 44), y es como respuesta a esta llamada que nuestra Comunidad entiende su misión.
Creemos que se nos ha enviado a ser fermento en la masa (Lc 13, 21), es decir, a estar inmersos en la vida cotidiana de la gente, a trabajar junto a ellos para que el Reino se haga presente aquí y ahora, en el mundo de hoy y con las gentes que lo habitan. Nos parece que esta manera de encarnarnos en el mundo responde a la invitación que hace el Concilio Vaticano II a los laicos: “Los laicos, sin embargo, están llamados particularmente, a hacer presente y operante a la Iglesia en los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si no a través de ellos. Así, pues, todo laico, con los mismos dones que le han sido conferidos, se convierte en testigo y al mismo tiempo en instrumento vivo de la misión de la misma Iglesia [en la medida del don de Cristo] (Ef. 4,7)”[1].
Por tanto, sentimos como plenamente conformes con este espíritu, las diversas tareas que realizamos, tanto solos como en comunidad. De esta forma, nuestra lucha por la justicia en nuestros respectivos ámbitos profesionales, nuestro esfuerzo dinamizador en la parroquia y nuestra presencia cotidiana en nuestro barrio, son diferentes aspectos de la misma misión, diferentes respuestas a una misma llamada.
En la parroquia es donde sentimos que está nuestro entronque con la Iglesia universal, y es la misión primera de la Comunidad en estos momentos. Participamos dentro de la Parroquia de San Pablo (Huelva), a distintos niveles.
Los distintos trabajos profesionales en los que ponemos la mayor parte de nuestras energías personales, están vinculados a una opción clara por los pobres. Es para nosotros un reto mantener e incrementar la implicación de los demás miembros de la Comunidad en el trabajo de cada uno de nosotros, para llegar a sentir que estamos enviados juntos a trabajar en solitario (Lc 10,1) en distintos frentes de una misma lucha.
[1] Lumen Gentium n. 33.
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