Esta semana hemos estado presentes en los Cursillos Prematrimoniales de la Parroquia de San Pablo y en los de la Parroquia de Santa Teresa. Han sido (como siempre) una experiencia de encuentro y de anuncio. Nos da la sensación de que, en muchas ocasiones, es fundamental acercarse a los jóvenes que van a casarse con la intención de ayudarles a descubrir la presencia de Dios en sus vidas, y que esto no se logra si partimos de la idea de que quienes acuden a los cursillos son ya católicos practicantes. Nosotros preferimos plantearnos estas ocasiones como una posibilidad de evangelización básica, en la línea de aquel: "la nueva evangelización se hará por los laicos o no se hará" de la Christifideles Laici. Creemos que la presencia de jóvenes que aportan un testimonio de vida cristiana usando el mismo lenguaje que aquellos que van a casarse, puede ser muy beneficioso para despertar en ellos el reconocimiento de la presencia de Dios en sus vidas.
También hemos estado esta semana en la reunión de evaluación anual de la Delegación de Apostolado Seglar, a la que pertenecemos por nuestra participación en el Secretariado de Pastoral Juvenil y en el proto-secretariado de Comunidades de Vida. Allí planteamos la necesidad de dirigirnos con fuerza (siendo conscientes de las enormes dificultades para la evangelización con que nos encontramos), hacia aquellos que no están recibiendo el mensaje de Jesús, en vez de centrarnos una y otra vez en los pocos y muy ocupados laicos que ya viven su fe eclesialmente.
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