Desde Mayo viene pesando en nuestra pequeña vida comunitaria un conflicto laboral entre uno de nuestros miembros y la ONG (Proyecto Hombre Huelva) en la que trabaja. Todo a cuenta de la intención de María de trabajar a media jornada para poder cuidar de nuestros tres hijos. Durante un tiempo esto no generó problemas en la empresa, pero al negarse María a pasar al turno de tarde (ejerciendo su derecho a elegir su horario según marca el estatuto de los trabajadores), su director Victor Rodríguez, hasta entonces amigo nuestro y declarado cristiano y defensor de causas muy nobles, le dedicó palabras realmente increibles. Después de agotar todas las vías de mediación posibles nos vimos obligados a recurrir a los tribunales de justicia. Pero a pesar de la batalla ganada el pasado miércoles con la sentencia favorable a nuestra postura, la guerra termina de otra forma. Hace unas horas le han notificado su despido (reconocido como improcedente por Proyecto Hombre, indemnizándola con algo más de 6000 euros)
Lo peor, aparte de la inmensa decepción personal (la ambigua respuesta social es desazonadora), es que seguir denunciando solo nos generaría dejar de cobrar el sueldo y el paro, y hay pocas posibilidades de ganar una readmisión. Por eso, ante tanto sufrimiento, quizás lo más sabio sea dejar que aquellos que "no saben lo que hacen" parezcan vencedores a los ojos del mundo. Y como en la imagen, enfrentarnos a los espinos con la debilidad y la belleza como armas.
Gracias a todos los que nos han apoyado en estos meses.
Seguimos viviendo y trabajando confiados en Aquel que sufrió mucho más que nosotros y más injustamente.
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