Llevo algún tiempo dándole vueltas a esta frase que he repetido tanto a lo largo de mi vida de fe. Fue mi madre la que, cuando yo todavía no sabía ni lo que decía, rezaba conmigo y con mi hermana esta oración antes de dormirnos. Ahora, después de mucho tiempo,me pregunto que es eso del Reino.
Desde lo que yo he ido descubriendo, si hay algo que me enamoró del proyecto de Dios fue esta aventura del Reino. Este Reino es el sueño de Dios para este mundo.
Siento mucha alegría al saber que Dios sueña con un mundo sin guerras, con un mundo en el que todos seamos hermanos, un mundo en el que ya no haya ricos ni pobres, un mundo en el que nadie sobra, en el que todos caben, un mundo en el que reine la justicia, la paz y el amor, un mundo de todos y para todos...
Sé que es posible, Dios todo lo hace posible en el corazón del hombre.
El Reino necesita de una profunda conversión, para que los que hayan visto y oído vivan en consecuencia y poco a poco lo vayan acercando. Y esto es posible, es real.
Pienso que el Reino llegará con sutileza, poquito a poco, sin dolor, sin sufrimiento..., cuando el último hombre de la tierra se convierta y quiera vivir desde la más absoluta libertad este sueño, y lo desee tanto que quiera vivirlo con el resto de los hombres sin distinción.
Creo que el Reino se está haciendo cuando somos capaces de reconocer a Dios como nuestro Padre. Se da cuando deseamos tanto el Reino que nuestras pequeñas comunidades viven ese sueño aquí en la tierra y son signo de que el Reino es una utopía alcanzable. Se da cuando esperamos y deseamos que venga así para todos y así consigue su vocación universal.
Que lo deseemos juntos, que lo soñemos juntos, que lo recemos juntos y que llegue pronto ¡ VENGA A NOSOTROS TU REINO!
Amén.
María.
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