Desde la Pascua he asistido a no pocas discusiones acerca de la Parroquia de San Carlos Borromeo, en Entrevías en Madrid. Tengo que decir que todas estas discusiones han sido protagonizadas por gente de Iglesia. Unos discutían y peleaban argumentando que era injusto que se cerrara una Parroquia que se ha caracterizado siempre por estar cerca de los más pobres. Otros peleaban dando la razón al arzobispo de Madrid, argumentando en su pelea que sólo se ha cerrado el templo para los sacramentos por razones litúrgicas y que pueden continuar con la actividad pastoral. Los unos le decían a los otros que eran muy "progres", pensando de ese modo que quedaba muy moderno, los otros le decían a los unos que eran muy conservadores y los tachaban de creer en una Iglesia donde no cabían los pobres.
Así podría seguir contándoles más "lindeces" de las que he oido en estos últimos días acerca de la ya popular Parroquia. Pero no es para eso para lo que he decidido usar este espacio, de lo que yo quería hablar era de la unidad y de la comunión de los cristianos, y es que estas discusiones me han dado mucho que pensar. He recordado las palabras de Jesús: "Sed uno para que el mundo crea.", y pienso que los cristianos posicionándonos unos enfrente de los otros no vamos a hacer verdad ese sueño de unidad que tiene el Padre para con la humanidad.
Yo amo profundamente a la Iglesia y desde ahí estoy escribiendo esto, quiero a mis hermanos de San Carlos Borromeo y también a mis hermanos los obispos que han decidido cerrar el templo de dicha parroquia para los sacramentos. No quiero dar lecciones a nadie, pero sólo sintiéndonos hermanos y amándonos todos, seremos capaces de ofrecer al mundo la Unidad con la que el Padre soñó. Sólo desde el amor podremos construir la Iglesia que Dios quiere para este mundo. Los cristianos no podemos enfrentarnos de estas maneras por guerras que son más de los medios que nuestras. Los cristianos tenemos que ser semillas de unidad. Imagino al Padre Dios mirando estas cosas y creo que si algo debe dolerle es ver como sus hijos se ponen unos enfrente de los otros en vez de buscar juntos soluciones a los problemas que en la Iglesia surgen. Lo que pasa es que para eso hay que amar mucho a la Iglesia, despojarse de los muchos prejuicios que tenemos los unos contra los otros y estar dispuestos a trabajar dentro de la Iglesia y ser creativos para buscar soluciones a los problemas que surgen. Honestamente no sé si a eso estamos dispuestos, y es que es más fácil ver " los toros desde la barrera" y luego criticar lo que hacen otros, es más fácil discutir, que dar la vida en la Iglesia y por ella y por todos los que la formamos, es más fácil estar con el que piensa como yo, que con el que me lo pone difícil porque piensa lo contrario. Es más fácil, si, pero menos apasionante. Los cristianos estamos llamados a amar lo diferente, y sólo desde que seamos capaces de amarnos y de ser de verdad Uno, sólo desde ahí será posible el Reino, en el que los pobres tienen un lugar privilegiado, lo demás serán las luchas de unos o de otros, pero eso no tiene nada que ver con el sueño de Unidad de nuestro Padre.
Habrá quien piense que con todo este discurso he evitado decir mi opinión al respecto, y no me importa decirla yo creo que para que un Obispo cierre una Parroquia algo debe haber estado pasando en ella, porque no creo que esto sea muy agradable por mucho que en algunos medios se empeñen en pintarnos al Obispo como "el malo malísimo". De todos modos no he escrito yo aquí para lanzar otra opinión más acerca del asunto. Sólo he pretendido reflexionar sobre lo que más me ha preocupado de todo esto, y es que creo que la Iglesia de Jesús, no es la Iglesia de los hermanos que se pelean, es más bien la Iglesia de los que juntos buscan el camino para que el Reino se haga aquí en la tierra.
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